Plaga Emocional y Estasis: La actualidad de la teoría y práctica de Reich



(Trabajo presentado el 2 de noviembre de 2017 en el CISS, Ciudad de México, en el marco del XI Congreso Internacional de Psicoterapia Corporal)

Cuando inicié el proceso de investigación para esta ponencia, recién había ocurrido el asesinato de Valeria, aquella niña de 11 años que por “azares” de la vida se subió en un transporte público en el Estado de México y del cual nunca más bajó. Ella había sido en un principio el empujón para iniciar esto que hoy leeré e intentaré llevar a buen puerto.

Con el paso de los días anteriores a los sismos de septiembre de este año, aquello de seguir conociendo sobre muchas más mujeres que han sido agredidas sexualmente y finalmente asesinadas por sus mismos agresores; ha sido algo incesante y no ha tenido tregua. Valeria solo había sido un lucero más en la constelación de asesinatos que en México ya es una historia en sí misma.

Y así, lo que en un inicio sería solo un pequeño epígrafe ha terminado convirtiéndose en una necesaria apertura de mi participación, con la mención más explícita sobre la dedicatoria para Valeria, sus padres y además para todas las mujeres, que como escribió Vera Milarka. “simplemente no podrá(n) ir con nosotras a llorar a otras, a gritar por otras que, como tú, fueron y han sido arrancadas de la vida por los monstruos, esos que matan a las mujeres a diario”.

Y sobre todo una dedicatoria a los millones de mujeres anónimas que en el día a día dentro de la cotidianidad de nuestra ciudad o del campo, experimentan las consecuencias de este asesinato colectivo que está llevándose a diario sobre sus cuerpos. Que muchas veces es muy sutil y hoy más que nunca se ha intentado normalizar. Sobre esto hemos de hablar hoy.

Introducción

Como sabemos, Reich tuvo un carácter un tanto obsesivo, el cual se veía claramente concretado en su trabajo. Por lo cual pudo desarrollar muchos y muy variados temas, todos, o al menos la gran mayoría, siempre organizados y conjuntados en pro del método terapéutico que desarrolló, el cual siempre estuvo en constante evolución. Un científico y un investigador que se preocupó, pero, sobre todo, se ocupó por mostrar que eso de mejorar la vida del ser humano es más que un deseo, y colocó las bases de algo que es perfectamente realizable. Nos mostró que aquellas bases están dentro de nuestras sensaciones corporales y que juegan a favor, pero, que por desgracia también pueden hacerlo en contra y para demostrarlo fue desarrollando también múltiples análisis sobre la psicología de la población o de las masas para intentar ser más fieles a sus palabras.

Todos son temas que tuvieron durante su vida una constante construcción y fortalecimiento. “Conceptos” que fue desarrollando y entrelazando. Que sin duda nos llevarán muchas horas de discusión y de aprendizaje.

Reich sin duda alguna es un revolucionario en muchos sentidos. No solo por la amplitud de su obra o por la radicalidad con la cual aborda en sus escritos problemáticas sociales y terapéuticas, o por la reformulación de propuestas sobre la concepción del papel del cuerpo. Lo que hoy llamaríamos y, siendo un poco atrevidos, la salud mental y emocional de la población.

Dentro de la gama de conceptos desarrollados por él; consideramos que dos de ellos nos resultan de suma importancia a la luz de nuestro mundo contemporáneo, y aún más dentro de nuestro territorio: Estasis y Plaga Emocional. Profundizaremos un poco más en ellos y en su funcionamiento.

Plaga Emocional, Estasis y Feminicidios

Quizá Reich no alcanzó a dimensionar la importancia, la magnitud y, sobre todo la actualidad que tendrían sus palabras muchos años después, cuando en el análisis del carácter escribía que: “La plaga emocional es una biopatía Crónica del Organismo”1 . Aunque de lo que sí era muy consciente es del alcance destructivo que podía llegar a tener esta biopatía si no se atendía con las herramientas necesarias; o si nuestra ceguera, consciente o inconsciente, seguía ignorándole como hasta ahora ha ocurrido.

Pero hoy, a muchos años de su muerte, o quizá tendría que decir de su asesinato; podemos dimensionar esta pequeña frase, que, como psicoterapeutas corporales, sería una de nuestras responsabilidades más importantes el seguir analizando y profundizando sus propuestas. No queremos aquí ser excesivamente alarmistas, o abusar del pesimismo, o como decía el mismo Reich, utilizar en forma difamatoria el concepto de plaga emocional, pero es necesario decir o mostrar el porqué de la actualidad de estos dos conceptos.

Intentaremos tejer el funcionamiento de la plaga con un “fenómeno” que en nuestro país se ha venido cocinando ya de muchos años y de generaciones atrás. Entramado que no ha sido nada fácil ver. Que tendría su base no solo en el organismo biológico de las personas, sino también tendría una contraparte cultural, una construcción profundamente machista dentro de nuestra educación. Dicha correspondencia entre biología y cultura aún tiene mucho que decirnos de nosotros y nosotras, y sobre todo de cómo hemos llegado a desarrollar sensaciones e instituciones cargadas y guiadas por la plaga emocional dentro de nuestro país.

Pero ahora estoy hablando de los feminicidios; en específico pienso en aquellos en donde una de las características fundamentales es, que se haya desarrollado violencia o agresión sexual y, que dicha agresión o violencia concluya, por regla general, con el asesinato de la víctima y el ocultamiento y/o protección del asesino o del agresor. Pongo este caso por considerarlo desde mi mirada como el punto más acabado de lo quiero decir cuando observo que la plaga emocional es de suma actualidad y es muy importante transparentarla.

Es justo esta intersección de la cual nos ocuparemos en esta ocasión. Cabe mencionar que este ámbito no es el único terreno donde la Plaga puede tener acción y tierra fértil. Muchos de los fenómenos que se incluyen en el ámbito de la sexualidad: abusos, hostigamiento, acoso, violencia, violaciones o la construcción de un aparato institucional que coadyuve a entorpecer y ocultar lo anterior, son sin duda alguna y en gran medida propiciadas desde el ámbito de la Plaga Emocional. Nos hará falta mucho análisis e investigación para poder desmenuzar esta gran telaraña.

Consideramos que hay aspectos que nos pueden dar luz sobre qué es la plaga emocional y sobre todo como está actuando el día de hoy, fundamentalmente dos aspectos son los que resaltan, al menos por ahora: el amor y la satisfacción sexual de la población.

El mismo Reich nos empuja a reconocer que la plaga emocional es aquello que nace cuando nuestra vida amorosa genital se ha visto suprimida; y se ve arrancada de su naturalidad, causando que dentro de nuestros organismos aparezca la estasis sexual. Esta energía es el alimento a la plaga y que sería la contraparte de lo que Freud llamo libido, por tal motivo bien podríamos llamarla estasis libidinal. Esta energía es de suma importancia para poder entender cómo nuestros cuerpos comienzan el proceso de acorazamiento y a la vez la pérdida de lo que denominaremos la capacidad amatoria.

Sin duda Reich puso la mirada en un punto fundamental, reflexionar y observar nuestras vidas amorosas desde la genitalidad es una tarea que como población, y más aún como psicoterapeutas es fundamental. Cuestionar nuestros procesos culturales sería desde nuestra mirada un aspecto igualmente importante.

Reconocer que la plaga emocional tiene la capacidad de irse desarrollando dentro de nuestros organismos y que muchas de nuestras experiencias, sensaciones y acciones sociales no son simples azares o arranques momentáneos.

Que si la violencia, la agresión sexual y los feminicidios, entre otros hechos, se desarrollan y han ido ganando terreno en el día a día de nuestra cotidianidad, es porque ellos tienen como soporte la experiencia plagada de nuestra vida en sociedad, donde ya no podemos contactar con nuestra capacidad amatoria; con la necesidad del disfrute y del gozo conscientes de nuestro propio cuerpo. Y sobre todo de la importancia de la vida. Esa capacidad se ha quedado atrapada y no encuentra una salida más que en el arranque irracional e inexplicable de un asesinato, donde el odio, los sentimientos sádicos y sobre todo la indiferencia al otro, y en este caso a la otra, se vuelve como el aire que respiramos dentro de nuestras comunidades. Comenzamos a creer que ahí ha estado y así ha sido siempre.

Llegamos al punto donde bien vale la pena revisar cómo nos encontramos en materia de sexualidad y más aún en el área de la satisfacción.

Quisiera mencionar dos ejemplos para dimensionar la importancia de mirar nuestra sexualidad, ambos colocan al género masculino en el centro del ejercicio; que, dicho sea de paso, se hace fundamental a los ojos de analizar qué es esto de la plaga emocional, donde la lectura bien podría ser: “no nacemos monstruos nos vamos convirtiendo en uno”.

El primero ha sido la investigación que realizó el metro de la ciudad, que en un inicio dio a conocer el periódico Reforma y después la difundió el portal electrónico plumas atómicas, ahí se da a conocer datos reveladores sobre lo que estamos abordando. El estudio se llevó a cabo dentro de los años 2008-2016, y contó con la entrevista de más de dos mil acosadores y agresores sexuales. El estudio se realizó con la intención de obtener o acercarse a un perfil sobre el acoso y la agresión sexual.

Entre lo revelado podemos leer que el 96% de los agresores son hombres; el 90% de ellos aceptó estar consciente de lo que hacía y no tener un modo o patrón de operación definido, simplemente ven la oportunidad y actúan. Un par de datos más nos pueden ser relevantes a nuestro propósito: 1 de cada 3 hombres vive con su pareja; su edad está entre 26 y 40 años, en otras palabras, hombres pertenecientes al grueso de la población masculina, que son parte de la población productiva y económicamente activa de nuestro país, y que también tendrían con quien compartir su sexualidad o al menos eso parece.

Con estos datos puedo intuir la sensación tan incierta y difícil del siguiente escenario: ser una mujer que camina de regreso a casa de noche, en una calle solitaria, donde la sola posibilidad de encontrarse con un hombre y que éste vea aquel momento como una “oportunidad”, no es algo tan alejado de la cotidianidad.

Lydia Cacho, periodista de investigación y escritora, expone en su obra “Las Esclavas del Poder”, investigación que por cierto desde una mirada Reichiana es valiosa porque sigue de cerca y con una claridad inmejorable, la red de pornografía y explotación sexual que soporta y da vida a una parte de la plaga emocional, quizás la más destructiva.

Aquí nos dice Cacho, que son los hombres “comunes”, los que utilizan y dan vida a la red de trata y al uso de la prostitución de menores. Ella nos plantea un par de preguntas:

“¿Dónde están esos hombres? ¿Saben qué papel desempeñan en esta tragedia mundial? La respuesta es sencilla. Están en sus hogares con sus esposas e hijos, con sus novias o con sus parejas del mismo sexo; en sus empresas respetables y en las iglesias dando o asistiendo a misa. Están haciendo política en los congresos y senados locales y nacionales. Están al frente de juicios en causas penales y civiles, e investigan historias para los diarios más renombrados. Los clientes de la prostitución generadores de la creciente oferta de esclavas sexuales, trabajan en escuelas, universidades, como programadores de páginas web y futbolistas, están en todas partes”.

Es un momento fundamental para nosotros, quienes nos identificamos o, a quienes la sociedad nos ha asignado el rol del género masculino. Es aquí donde tenemos que detenernos a reflexionar que papel estamos tomando dentro del juego social de la plaga emocional.

Quisiera cerrar este momento recurriendo a una imagen que el mismo Reich nos plantea sobre cómo llega a reaccionar la plaga cuando se ve frente a su incapacidad de sentir la naturalidad de sus sensaciones, que complementa el cuadro planteado en ambos ejemplos.

“Este individuo puede anhelar cariño y encontrar una mujer a quien se imagina poder querer. Cuando se demuestra su incapacidad de amar, eso le impulsa a una furia sádica contra sí mismo o contra la mujer amada, furia que con no poca frecuencia desemboca en el asesinato”.

Los hombres no somos objeto de estudio, y por ello creo que nos hemos instalado en la comodidad del no cuestionarnos por qué hacemos y vivimos nuestra sexualidad de tal o cual manera. Y nuestra comodidad se hace acompañar del silencio. Permitiendo con esto dar una vuelta a la tuerca para que la plaga tenga un escondite casi perfecto. O si lo pusiéramos en palabras más reichianas. ¿Cuántos hombres callan el anhelo de una experiencia más satisfactoria?, ¿De una vida más plena?, ¿Cuántos guardan el anhelo de tocar la sensación orgástica?, y, sobre todo ¿Cuántos en su soledad viven y experimentan la angustia al orgasmo sin saberlo o teniendo miedo de ello? Cuánta razón tiene el feminismo cuando nos advierte que el machismo mata tanto a mujeres como a hombres. Cuanta verdad hay en haber descubierto que la base de ese asesinato es la plaga emocional.

Es aquí donde consideramos que dialogar, abrir espacios y puentes de comunicación con otros campos se hace necesario, donde reconocer nuestra sexualidad con sus diferencias y similitudes, desde la mirada del género se hace evidente e indispensable. La plaga existe y bien ataca a hombres y a mujeres o a cualquier otra identidad de género; todos, dado que todos tenemos y somos un cuerpo, podemos desarrollar alguna perturbación que abra paso a la plaga. Reconocer hoy que la experiencia de la sexualidad, y la experiencia amatoria no está siendo igual para mujeres como para hombres, y mucho menos para la comunidad LGTTTI, es una tarea que tenemos que ir construyendo de forma colectiva.

El feminismo ha tenido y sigue teniendo, creemos, un punto fundamental para el cuestionamiento de la plaga emocional. Cuestionar la “normalidad” de las actitudes machistas hacia las mujeres, defender el cuerpo como un centro de placer; son todas actitudes que le hacen frente desde la cotidianidad a la plaga emocional. Una ardua labor es esta de poner el dedo en la llaga de nuestra sociedad. No es de extrañarnos que sean tan mal vistas, difamadas y sobre todo descalificadas las teorías feministas, en lugar de ser discutidas conscientemente, nutridas y transformadas para que los intentos de cuestionar esto que somos y hacemos dejen de ser solo eso, intentos. Y vayan siendo un proceso consciente, abierto a la crítica, y sobre todo trasformador de nuestra sociedad.

Una propuesta de Trabajo

En Psico Tepal AC, que es de donde yo vengo, ahí me formé y ahí también he desarrollado mi trabajo como psicoterapeuta corporal, tenemos una apuesta hacia el trabajo colectivo corporal. Para nosotros y nosotras, es una apuesta la importancia de defender la Vida, y ello solo podría hacerse solo desde lo colectivo.

Una de nuestras propuestas se presentará y estará a cargo de dos de mis compañeras, Mariana y Citlali. Dicho trabajo se ha desarrollado dada la necesidad del contexto actual; con el que hemos logrado grandes resultados. No diré más al respecto para no adelantarme.

Justo ahora me viene a la mente la metáfora que realiza David Bodella retomando, nos dice, la idea de Myron Sharaf donde compara nuestros diversos trabajos con una gran casa la cual contiene un sin número de habitaciones. No me había puesto a reflexionar que lugar ocuparía nuestro trabajo dentro de aquella casa, pero sería interesante hacerlo.

Otro de nuestros aportes a esta gran casa que poco a poco hemos ido construyendo, se ha encaminado a trabajar con la estasis corporal. Al menos esbozaremos un poco del trabajo en este fragmento de mi participación.

Partimos de que el movimiento del cuerpo es un punto fundamental para ello. La propuesta es romper con el movimiento estancado y llevarlo hacia un movimiento un poco más mecánico, no hablo de un movimiento mecánico compulsivo cabe aclarar, y con ello posibilitar una simbolización distinta de las sensaciones y experiencias. Este sería uno de los puntos fundamentales para romper con la estasis corporal.

Partimos de que el movimiento del cuerpo es un punto fundamental para ello. La propuesta es romper con el movimiento estancado y llevarlo, desde un movimiento mecánico provocado hacia la generación de “nuevos” movimientos musculares y buscando generar con esto la conciencia de nuestra plasticidad muscular. Para esto trabajamos sobre los rangos de movimiento corporales, naturales o basales, diferenciándolos de los movimientos construidos a partir de un proceso de anquilosamiento caracterial.

El objetivo es integrar estos rangos y hacer el tránsito de un músculo estancado o en estasis, a un movimiento mecánico y finalmente llevarlo a un punto que consideramos sería el más “idóneo”, el cual implicaría que nuestros rangos alcanzan una calidad de movimiento más fluido; posibilitando con ello un nuevo conocimiento y una reelaboración de las experiencias corporales. Todo lo anterior es en sí una labor compleja.

Un aspecto fundamental para entender la recuperación de movimientos perdidos o para generar la experiencia de los movimientos no explorados es, sin duda, la biomecánica de nuestro cuerpo; es fundamental conocerla y entenderla para poder comprender a que nos referimos con transitar de un movimiento mecánico a uno más fluido. Esto nos coloca sin duda justo en las puertas de lo que denominaríamos las propiedades constitutivas de nuestros movimientos corporales las cuales determinarán, tanto los bloqueos como la posibilidad de la plasticidad.

El elemento que viene a servirnos de cierre a nuestra propuesta, por ahora, es el análisis de los segmentos. Si lo vemos desde los objetivos planteados sobre cómo ir construyendo un movimiento que parta de lo estancado y pueda arribar un punto más fluido. Nuestro método de trabajo sigue enmarcado dentro de los segmentos reichianos. Para nosotros el movimiento de los segmentos 1 al 3, lo plateamos como el entendimiento sobre la introyección, así tenemos que los movimientos biomecánicos de los primeros tres segmentos nos dan la apertura sobre el rango de la capacidad de integración de un cuerpo. Del segmento 4 al 6 son sin duda los segmentos que marcaran la ritmicidad. El 7 es donde se darán cita una serie de bifurcaciones de nuestros segmentos anteriores y entre la espacialidad y el peso corporal. Aquí tenemos la posibilidad de trabajar tres ámbitos que son fundamentales al incidir, desde lo íntimo en lo colectivo y lo público y, por ende, en la plaga emocional.

A través de diversos talleres desarrollados con mujeres, hemos llegado comprender las diversas implicaciones de la espacialidad cuando se habla de lo público y lo privado. En México, y quiero pensar que cada sociedad tendrá sus marcadas diferencias e implicaciones para cada ámbito, cuando se dice que las mujeres se mueven en un ámbito privado, en lo íntimo, la casa, se van determinando las características de sus movimientos y su espacialidad. A diferencia del hombre, cuyo espacio es lo público, en quien su corporalidad ha desarrollado el monopolio casi exclusivo para desarrollarse en estos contextos.

Conclusión

Mucha tinta tendrá que correr antes de dar por cerrado el tema de la Plaga Emocional. Preferible que sea tinta y no más sangre. La plaga está ahí y cerrar los ojos a ello es un error que seguiría costándonos mucho. Los puentes entre el feminismo, la teoría de género y el análisis reichiano son herramientas fundamentales para comprender el mundo actual y encaminarnos hacia su trasformación.

Desde la mirada de lo expuesto, podría ser importante preguntarnos “¿Dónde estamos parados cada uno de nosotros y nosotras, de forma individual y como sociedad?”

Si pudiéramos hacer una reflexión final tomaríamos las palabras del poeta Mario Benedetti que después musicalizaría Joan Manuel Serrat y las cuales resumen con gran maestría el gran drama inacabado de nuestra sociedad con la plaga emocional:


“Este vampiro tan distinto

osó crear una variante

proselitista de vampiros

anónimos y militantes.

Abstemio de sangre

era la vergüenza

de los otros vampiros

y de las vampiresas.

Pero temieron sus colegas

que esa doctrina peligrosa

tentase a los vampiros flojos

que beben sangre con gaseosa.

Y así una noche de tormenta

cinco quirópteros de lidia

le propinaron al indócil

sus dentelladas de justicia.

El desafío del rebelde

quedó allá abajo en cuerpo y alma

con cinco heridas que gemían

formando un gran charco de agua.

Lo extraño fue que los verdugos

colgados de una vieja rama

a su pesar reconocieron

el buen sabor del agua mansa”.

Notas al Pie

1 Reich, WILHELM. Análisis del Carácter; Edit. Paidos. P. 209

Posted in Ponencias on nov 02, 2017